en el Ateneo de Valencina, c/ Duero, 32.
Presentación del libro
LAS BICICLETAS NO SON PARA EL CAIRO
de Emilio González Ferrín
Confiamos contar con tu presencia. Se ofrecerá una copa de vino a los asistentes.
Emilio González Ferrín (1965), Profesor Titular de Pensamiento Árabe e Islámico en la Universidad de Sevilla.
Doctorado en 1995 con una Tesis sobre el diálogo euro-árabe, su perfil docente e investigador trata de superar el orientalismo en la interpretación del hecho árabo-islámico. En tal sentido, sus trabajos giran en torno a tres puntos: partiendo de las culturas y las religiones comparadas, analizar las fuentes culturales del texto coránico (1) y la llamada historiología medieval, especialmente la entrada de lo islámico en Europa a través de Al-Andalus (2)-, para plantear en coherencia el presente de las relaciones euro-árabes (3) y mediterráneas en general.
Ha publicado numerosos artículos y una decena de monografías sobre temas de cooperación cultural con el mundo árabe y el islam, entre los que destacan Diálogo Euro-Árabe (1997), Salvaciones Orientales (1999), y La palabra descendida, una lectura intelectual del Corán que fue galardonada con el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 2002, formando parte hasta 2009 del Jurado de las Letras en los Premios Príncipe de Asturias.
En 2006 presentó su teoría de al-Andalus como la Europa orientalizada que en parte propició el Renacimiento. Se incluye en su libro Historia General de Al-Andalus –Europe entre Orient et Occident, en la edición francesa-. Se trata de las conclusiones de un proyecto de investigación para la Junta de Andalucía sobre al-Andalus como tierra intermedia entre Oriente y Occidente, materia esencial en los fines de la Fundación que preside desde 2004: Fundación Gordion (Oriente y Occidente). En 2007 continuó en esa línea con su obra Rumbo al Renacimiento, ciencia y tecnología en al-Andalus.
Dirige el grupo de investigación Al-Andalus y el Mediterráneo (Junta de Andalucía, código HUM-709), y en junio de 2008 recibió el premio de Divulgación Científica de la Universidad de Sevilla por sus artículos en la prensa española.
Ha sido investigador visitante en las universidades de Lovaina, Londres, Ammán, Damasco y El Cairo, ciudad ésta en la que estudió a finales de los ochenta (Facultad Dar al-Olum), y volvió en 1993 con un proyecto de investigación de la Liga Árabe (invitado por la ALESCO; Arab League Education, Science & Culture Organisation).
En la actualidad, es Profesor Visitante en la Escuela de Teología de Vancouver (Canadá), y en la Universidad Camilo José Cela de Madrid. Es miembro fundador del Observatorio de Religiones Comparadas -Universidad Pablo de Olavide-, así como del Comité Pensar Al-Andalus de la Casa Árabe y dirige la Cátedra Al-Andalus (Fundación Tres Culturas del Mediterráneo). También es miembro del Consejo Editorial de dos Boletines: el de la Sociedad Española de Iranología, y el del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos.
En septiembre de 2012 presenta su primera novela, desarrollada en el marco de las llamadas primaveras árabes y que lleva por título LAS BICICLETAS NO SON PARA EL CAIRO (Ediciones En Huída, 2012).
Las bicicletas no son para El Cairo. (27 páginas de la obra)
La expresión Las bicicletas no son para El Cairo es un juego de palabras en dialecto egipcio -al-aagalat mesh maamula li-l-Qahira-, que vendría a significar tanto lo que implica la traducción española, como el dicho ¿a dónde vas con las prisas? Esto es El Cairo...
Y ése es el juego inicial de una novela premeditadamente escrita al estilo del melodrama egipcio -telenovela simple, estereotípica, de acción, con personajes recargados y situaciones densas-. Ubicada en la primavera árabe, es una visión pesimista de los actuales cambios revolucionarios -las prisas, que en egipcio se dice como bicicletas-, y una apuesta por las personas.
En medio del caótico tráfico egipcio la gente se cae de bicicletas, de las que también arrojan a niñas que no deben montar por el qué dirán, y todo apunta a que en un lugar tan cargado de tiempo viejo nada puede acelerar los cambios, ni siquiera la revolución de la plaza Tahrir. De ahí que no sirvan de nada las prisas, las revoluciones, sino que todo sigue su ritmo. Pero se abre paso un cierto optimismo de pausadas soluciones desde dentro...
La novela ofrece niños abandonados, extranjeros que sobre-actúan, jóvenes que se encuentran a sí mismos y se pierden en ese torbellino cairota, golfos de callejón salidos de las páginas de Naguib Mahfuz, viejos poemas árabes que cobran forma de héroes cotidianos...
Las bicicletas no son para El Cairo encontró su portada en una pintada callejera -hoy ya emblemática- del barrio de Zamalek. Es, de algún modo, mi brindis por la ciudad en la que viví y a la que vuelvo de un modo recurrente.
Esas prisas aludidas, que no tienen sitio en El Cairo, son sobre todo la revolución pendiente: la mujer.